Paroles et traduction Sandro - La Vieja Maestra ( "Que Frustracion")

La Vieja Maestra ( "Que Frustracion")

LA VIEJA MAESTRA
Sale de la cama cuando empieza a amanecer,
Deja algunos sueños y otros los lleva en la piel,
Y bajo la ducha se comienza a despertar,
Mientras cae el agua que la hace tiritar,
Todos los inviernos baja la calefacción,
Siempre es igual, qué maldición.
Busca en la cocina, pero se acabo el café,
Y aunque no le guste, se conforma con un té,
Que lo toma frío pues ya no puede esperar,
A que se caliente porque tarde llegará,
A tomar su tren que estará lleno una vez más,
Donde jamás, se sentará.
Sale de la casa caminando bajo el sol,
Y llega tiritando hasta el andén de la estación,
Piensa que su abrigo ya no le brinda calor,
Y si llega el aumento comprará alguno mejor,
De tela gris, o de otro color.
Compra su pasaje de manera habitual,
Lo hace sin pensarlo, si el destino es siempre igual,
Cuantos años hace ya la cuenta la perdió,
Desde el primer día que a ese tren ella subió,
Para estar a horario en esa escuela en la ciudad,
Donde empezó, a trabajar.
Mira los afiches donde la publicidad,
Crea el espejismo de adquirir seguridad,
Pues tener tal cosa hará cambiar su porvenir,
Y al leer aquello se le da por sonreír,
Con esa amargura de saber que no podrá,
Nunca quizá, nada comprar.
Al llegar el tren, se olvida de su reflexión,
Y apurando el paso se aproxima hasta el vagón,
Donde la esperanza viaja con la frustración,
Casi al mismo precio que se paga la ambición,
De progresar, para poder, vivir.
Parte con su carga lentamente el viejo tren,
Lleva en sus entrañas solitaria una mujer,
La vieja maestra de esa escuela de ciudad,
Donde hijos ajenos, son ajenos nada más,
Juega a ser la madre que ella nunca pudo ser,
Pues nunca se dio, tiempo a querer.
Al caer la tarde nuevamente volverá,
Sabe de antemano que nadie la esperará,
No habrá olor a hombre en esa fría habitación,
Sólo un calor débil si es que hoy hay calefacción.
No habrá quién le quite el viejo abrigo, y en la piel
Lleva tanto frío que quizá un buen té con miel,
Traiga hasta sus carnes por un rato algún calor,
Que hasta se imagine que está envuelta en el amor,
De alguien que ya, nunca podrá, sentir.

The Old Teacher ("What Frustration")

THE OLD TEACHER
She gets out of bed as dawn begins to break,
Leaving some dreams behind, others etched on her skin,
And under the shower, she starts to awaken,
While the water falls, making her shiver within,
Every winter, the heating fails again,
It's always the same, what a curse it has been.
She searches the kitchen, but the coffee's all gone,
And though she dislikes it, settles for tea alone,
Which she drinks cold, for she can't wait any longer,
For it to warm up, as she'll be late and a goner,
To catch her train, which once again will be packed,
Where she'll never, ever get a seat, that's a fact.
She leaves the house, walking under the sun,
And reaches the station platform, shivering and numb,
She thinks her coat no longer provides any warmth,
And if the raise comes, she'll buy one of better form,
In gray fabric, or some other norm.
She buys her ticket, as she always has done,
Without a second thought, the destination's always one,
How many years it's been, she's lost the count by far,
Since the first day she boarded this train, like a shooting star,
To be on time at that school in the city's core,
Where she started, to work and explore.
She looks at the posters where the advertisements bold,
Create the illusion of security to be sold,
For having such a thing will change her destiny,
And reading that, she finds herself starting to see,
With that bitterness of knowing she never will,
Perhaps never, be able to buy and fulfill.
As the train arrives, her reflection fades away,
And quickening her pace, she approaches the display,
Where hope travels alongside frustration's sting,
Almost at the same price as ambition takes wing,
To progress, to be able, to live and take spring.
The old train departs with its burden so slow,
Carrying in its depths a woman, all alone, you know,
The old teacher from that school in the city's embrace,
Where other people's children are just strangers in place,
She plays the mother she could never become, it's true,
For she never gave herself, time to love and pursue.
As evening falls, she'll return once more,
She knows beforehand that no one will be at the door,
There'll be no scent of a man in that cold, empty space,
Just a faint warmth if the heating's on, by grace.
There'll be no one to take off her old coat, and on her skin,
She carries so much cold that perhaps a good tea within,
Might bring to her body some warmth for a while,
That she might even imagine she's wrapped in the style,
Of someone she'll never, ever feel.