Текст и перевод песни Jaime Roos - Que el Letrista no se Olvide

Que el Letrista no se Olvide

Que el letrista no se olvide de los versos de Gamero,
De beber alguna copa reventada a su salud;
Que el letrista no se olvide de comprarse cigarrillos
Y pitarle un par de versos del glorioso Guruyú.
Que el letrista no se olvide del aumento del boleto,
De agarrar la ventanilla y vivir la realidad.

Que el letrista no se olvide de la hinchada del Basañez,
Esa que los periodistas titulan parcialidad.
Que el letrista no se olvide de las barras trasnochadas
Que recorren madrugadas tapizando la ciudad;
Que el letrista no se olvide de los mil pegatineros
Que han pasado más de una en alguna seccional.

Que el letrista no se olvide de los lunes de mañana
Cuando el verdadero guapo se levanta sin chistar;
Que el letrista no se olvide de los hombres de corbata
Que quisieron ser murgistas y no fueron a ensayar.

Que el letrista no se olvide de las madres del Pereyra,
Que recuerde las tristezas de los locos del Millán.
Que el letrista no se olvide de los versos de Gagliardi,
De los bailes de la IASA y el estilo de Roldán.

Que el letrista no se olvide de jugarle a las tres cifras
Para ver si se endereza y se puede dedicar
A escribir versos de murga frente a un plato de buseca
Y mandarse alguna letra en honor al carnaval.

Que el letrista no se olvide de los cuzcos marca perro,
De los gritos de la feria y del Parque Durandeau;
Que el letrista no se olvide de la heroica minifalda,
Del piropo que cosecha trepadita en el cordón.

Que el letrista no se olvide en el quinto día del año
De ponerle pasto y agua al camello de Melchor;
Que el letrista no se olvide de los líos de la Extra,
De las noches de la Vasca, de los tangos de Clarín;
De la marcha de la vuelta, de la voz del Pepe Guerra
Pica, pica envenenada cuando agarra el adoquín.

No te olvides de cantarle a los cracks que no llegaron,
Dedicarle alguna estrofa al borracho y su amistad,
Y no vayas a olvidarte que en lugar de tanto verso
Cuantas veces el silencio es la voz de la verdad.

Que el letrista no se olvide de arrimarse al veterano,
De escuchar la rebeldía de negarse a obedecer;
Que no quede en el tintero, que no quede en el tintero,
Que no quede en el tintero lo que falta por hacer,
Que no quede en el tintero lo que resta por hacer.

Don't Let the Lyricist Forget

Don't let the lyricist forget Gamero's verses, my dear,
To raise a glass, even a chipped one, to his health;
Don't let him forget to buy himself cigarettes
And puff out a couple of verses to the glorious Guruyú.
Don't let the lyricist forget the bus fare increase,
To grab the window and live the reality.

Don't let the lyricist forget the Basañez fans, sweetheart,
The ones journalists label as biased.
Don't let him forget the late-night revelers
Who roam the dawn, papering the city;
Don't let the lyricist forget the thousand poster-stickers
Who've spent more than a night in some police station.

Don't let the lyricist forget Monday mornings, darling,
When the real tough guy gets up without complaining;
Don't let him forget the men in ties
Who wanted to be carnival singers but never went to rehearsals.

Don't let the lyricist forget the mothers of Pereyra, my love,
Let him remember the sorrows of the Millán asylum patients.
Don't let him forget Gagliardi's verses,
The dances at IASA and Roldán's style.

Don't let the lyricist forget to play the three-digit lottery, sweetheart,
To see if he gets lucky and can dedicate himself
To writing carnival verses in front of a plate of buseca stew
And belt out a few lyrics in honor of the carnival.

Don't let the lyricist forget the dog-eared notebooks, my dear,
The shouts of the market and Parque Durandeau;
Don't let him forget the heroic miniskirt,
The compliments it reaps perched on the curb.

On the fifth day of the year, don't let the lyricist forget, darling,
To give Melchior's camel some hay and water;
Don't let him forget the Extra newspaper troubles,
The nights at La Vasca, the tangos of Clarín;
The return march, the voice of Pepe Guerra
Stinging, poisoned sting when it hits the cobblestones.

Don't forget to sing to the stars that never made it, my love,
Dedicate a verse to the drunkard and his friendship,
And don't you forget that instead of so many verses
How often silence is the voice of truth.

Don't let the lyricist forget to approach the veteran, sweetheart,
To listen to the rebellion of refusing to obey;
Let it not remain in the inkwell, let it not remain in the inkwell,
Let it not remain in the inkwell what remains to be done,
Let it not remain in the inkwell what's left to be done.