Текст и перевод песни Marisa Valle Roso - La Planta 14

La Planta 14

En la planta 14 en el pozo minero
De la tarde amarilla tres hombres no volvieron
Hay sirenas, lamentos, acompasados ayes a la boca del pozo,
Dos mujeres de luto anhelando los cuerpos
Y una madre que rumia su agonía en silencio, es el tercero.

A las diez la luna clara se refleja en
Las sortijas del patrón recién llegado
Con sombrero gravedad y su aburrido gesto.
Él ha sido el primero, vendrán gobernadores, alcaldes, ingenieros,
Tratarán de calmar la presentida viuda que se muerde el pañuelo
No sabrán acercarse a la madre que les mira con los ojos resecos.

A las doce el patrón mirará su reloj,
Los otros ya se fueron y en un punto y aparte
Esbozará un fastidio mientras piensa: "pero, ¿dónde están estos?";
Ha llegado otro relevo de bomberos
Y a la una menos diez verá la noche el primer muerto.

Sentados en el suelo los mineros se hacen cruces y reniegan de Dios
Quién diría les pillara de sorpresa la tragedia repetida
A veces el más bravo mira fijamente
Al patrón con los dientes apretados
Y el patrón con sombrero tiene dos policías a su lado; no hay cuidado.

Tres horas lentas pasan y a la luz de las linternas asustadas
El cura con los ojos arrasados al
Segundo le va uniendo sobre el pecho las manos
Y un chaval de quince años mientras
Llora impotente se abraza contra un árbol
Y el chofer del patrón con su gorra de plato se siente desplazado
Es un hombre prudente, bien domado.

El rocío ha calado hasta los huesos cuando sale el tercero,
Le recibe con sonrisa gris-azul la madrugada
Y con voces los mineros,
Mientras se abrazan todos y uno de ellos, el más fiero,
Por no irse al patrón llora en el suelo.

The 14th Floor

On the 14th floor in the mining pit
Of the yellow evening, three men didn't return
There are sirens, wails, cries measured at the mouth of the pit
Two women in mourning yearning for the bodies
And a mother who chews her agony in silence, she is the third.

At ten the clear moon is reflected in
The rings of the newly arrived boss
With hat, seriousness and his bored gesture.
He was the first, governors, mayors, engineers will come,
They will try to calm the expected widow who bites her handkerchief
They will not know how to approach the mother who looks at them with dry eyes.

At twelve the boss will look at his watch,
The others have already left and in an aside,
He will sketch annoyance as he thinks, "but where are these?"
Another shift of firefighters has arrived
And at one minus ten the night will see the first dead man.

Sitting on the floor the miners cross themselves and blaspheme
Who would have thought that tragedy would catch them by surprise
Sometimes the bravest looks fixedly
At the boss with gritted teeth
And the boss with the hat has two policemen at his side; there is no worry.

Three slow hours pass and in the light of the frightened lanterns
The priest with his eyes filled tears will
Bring the second together over his chest
And a fifteen-year-old boy while
Crying helplessly he embraces a tree
And the boss's driver with his flat cap feels out of place
He is a prudent, well-tamed man.

The dew has soaked to the bone when the third comes out,
The grey-blue dawn receives him with a smile
And with voices the miners,
While they all embrace and one of them, the fiercest,
Cries on the floor for not going to the boss.