Lyrics Sortijas Y Gestos - Javier Krahe
                                                Te 
                                                conocí 
                                                por 
                                                la 
                                                tarde 
                                                    y 
                                                    a 
                                                media 
                                                tarde 
                                                te 
                                                pierdo, 
                                                minutos 
                                                tuve 
                                                tu 
                                                risa, 
                                                minutos 
                                                sólo 
                                                tus 
                                                besos.
 
                                    
                                
                                                Mi 
                                                corazón 
                                                entornado, 
                                                tú 
                                                lo 
                                                querías 
                                                abierto 
                                                de 
                                                par 
                                                en 
                                                par, 
                                                de 
                                                par 
                                                en 
                                                par 
                                                lo 
                                                querías 
                                                    y 
                                                yo 
                                                guardaba 
                                                silencio.
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                tú 
                                                cada 
                                                vez 
                                                más 
                                                rica 
                                                    y 
                                                yo 
                                                cada 
                                                vez 
                                                más 
                                                seco, 
                                                miré 
                                                en 
                                                tus 
                                                ojos 
                                                azules 
                                                    y 
                                                ya 
                                                te 
                                                echaba 
                                                de 
                                                menos.
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                me 
                                                contabas 
                                                mil 
                                                cosas, 
                                                tenías 
                                                diez 
                                                mil 
                                                proyectos 
                                                    y 
                                                todos 
                                                eran 
                                                urgentes 
                                                    y 
                                                yo 
                                                persiguiendo 
                                                el 
                                                viento.
 
                                    
                                
                                                Qué 
                                                pena 
                                                de 
                                                ley 
                                                de 
                                                vida, 
                                                qué 
                                                pena 
                                                de 
                                                ley 
                                                del 
                                                tiempo, 
                                                qué 
                                                pena, 
                                                sí, 
                                                qué 
                                                pena 
                                                no 
                                                hablarte 
                                                más 
                                                ni 
                                                de 
                                                cerca 
                                                ni 
                                                de 
                                                lejos.
 
                                    
                                
                                                Todos 
                                                te 
                                                estaban 
                                                llamando: 
                                                paisajes, 
                                                cunas, 
                                                misterios, 
                                                las 
                                                luces 
                                                del 
                                                mediodía, 
                                                otro 
                                                hombre, 
                                                el 
                                                mundo 
                                                entero.
 
                                    
                                
                                                Soltaste 
                                                una 
                                                lagrimilla, 
                                                te 
                                                guardaste 
                                                mi 
                                                pañuelo, 
                                                el 
                                                taxista 
                                                gruñó: 
                                                vaya 
                                                dos.
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                te 
                                                llevó 
                                                al 
                                                aeropuerto.
 
                                    
                                
                                                Que 
                                                sigas 
                                                por 
                                                ahí 
                                                tan 
                                                guapa, 
                                                que 
                                                llegues 
                                                alto 
                                                en 
                                                tu 
                                                vuelo, 
                                                que 
                                                anides 
                                                en 
                                                tus 
                                                amores 
                                                    y 
                                                que 
                                                me 
                                                sigas 
                                                queriendo.
 
                                    
                                
                                                Si, 
                                                    a 
                                                veces, 
                                                como 
                                                decías, 
                                                acurrucas 
                                                tus 
                                                adentros 
                                                piensa 
                                                que 
                                                    a 
                                                mí, 
                                                piensa 
                                                que 
                                                    a 
                                                mí, 
                                                vida 
                                                mía, 
                                                me 
                                                sonríen 
                                                tus 
                                                recuerdos.
 
                                    
                                
                                                Que, 
                                                aunque 
                                                no 
                                                vea 
                                                ya 
                                                nunca 
                                                tus 
                                                sortijas 
                                                ni 
                                                tus 
                                                gestos, 
                                                están 
                                                aquellos 
                                                minutos, 
                                                muy 
                                                pocos 
                                                pero 
                                                muy 
                                                ciertos, 
                                                brillantes 
                                                contra 
                                                el 
                                                olvido, 
                                                rondando 
                                                siempre 
                                                mis 
                                                sueños.
 
                                    
                                
                                                Soltaste 
                                                una 
                                                lagrimilla, 
                                                te 
                                                guardaste 
                                                mi 
                                                pañuelo, 
                                                el 
                                                taxista 
                                                gruñó: 
                                                vaya 
                                                dos.
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                te 
                                                llevó 
                                                al 
                                                aeropuerto
 
                                    
                                
                            1 Gracias Canción
2 Intro: Navalagamella
3 Navalagamella
4 Intro: Sortijas y gestos
5 Sortijas Y Gestos
6 Conmigo Y Sin Mi
7 Intro: Año y Medio
8 Año Y Medio
9 Intro: Metamorfosis
10 Metamorfosis
11 Intro: Matilde Urbach
12 Matilde Urbach
13 Intro: La mujer más guapa del mundo
14 La mujer mas guapa del mundo
15 Intro: Malacostumbrado
16 Malacostumbrado
17 Intro: Un mar de dudas
18 Un mar de dudas
19 Intro: Capricho estival
20 Capricho Estival
Attention! Feel free to leave feedback.