paroles de chanson Acto IV: La Carta - Rafael Lechowski
Madre
querida:
Si
vieras
cómo
danza
mi
pulso
Al
tomar
mi
alma
impulso
ante
esta
dulce
misiva
Cómo
se
ha
escurrido
el
tiempo
entre
mis
manos
abiertas
En
estos
largos
y
arduos
años
de
ausencia
No
sé
cómo
este
corazón
inerme
salió
indemne
Se
despeñan
por
mis
ojos
finos
ríos
de
agua
alegre
Quisiera
expresarlo
todo
del
modo
más
vívido
Mas
las
palabras
son
amorfos
retratos
de
lo
vivido
Mi
alma
cayó
corrompida
La
raíz
de
la
ruina
se
agarró
a
mi
Corazón
como
garra
carroñera
a
una
presa
herida
Lo
siento,
madre
¿Cómo
iba
a
quedarme?
Fue
tal
el
horror
del
desengaño,
sólo
el
dolor
pudo
curarme
Tuve
que
perderme
para
poder
ganarme
Sé
que
tu
generoso
corazón
indulgente
podrá
perdonarme
Por
salir
despavorido
Sí,
corrí,
corrí,
corrí
hasta
fundirme
en
el
camino
El
rescoldo
del
odio
cavó
en
mí
tan
hondo
Que
ni
sentí
sangrar
mis
pies
sobre
la
alfombra
de
polvo
Sin
más
equipaje
que
mi
sombra
me
arrastré
corvo
A
veces,
el
alma
es
demasiado
peso
para
tan
frágil
torso
La
pena
y
la
fatiga
fueron
en
aumento
y,
por
momentos
Parecía
que
era
el
alma
la
que
arrastraba
al
cuerpo
Intenté
que
lo
loco
y
lo
cuerdo
se
pusieran
de
acuerdo
Pero
todavía
tenía
asilo
en
mí
su
recuerdo:
La
brisa,
el
prado,
todo
olía
a
su
cuerpo
Y
volví
a
brotar
en
mí
el
dolor
que
parecía
ayer
yerto
Y
caminé
y
caminé
para
olvidarlos
a
ella
y
a
él
Y
mostrar
que
por
naturaleza
el
hombre
no
es
un
ser
cruel
Y
que
el
tiempo
mitigaría
esta
misantropía
mía
Pero
con
qué
lenta
alevosía
transcurrían
los
días
Y
tras
larga
espera
La
lenta
y
pesada
locomotora
hibernal
volvió
Al
fin
a
la
florida
estación
de
la
primavera
De
color
se
llenó
la
tierra
y
pacía
el
rebaño
de
su
enorme
palma
¡Pero
seguía
nevando
al
sur
de
mi
alma!
Víví
tres
días
subido
en
un
olmo,
durmiendo
en
sus
ramas
Mordiendo
sus
hojas,
aullándole
al
alba
Guardé
largos
silencios
¡Hasta
perdí
la
noción
del
tiempo!
¡Creí
oír
los
trinos
del
universo!
Y
aguardé
tanto
en
profunda
quietud
muda
Que,
al
levantarme,
mis
pies
se
volvieron
pesados
y
mi
voz
oscura
Olvidar
lo
aprendido,
desprenderse
de
sí
Destilar
el
orgullo,
dejar
de
sufrir
En
la
contradicción
se
esconde
el
sentido:
La
dicha
anida
en
la
plenitud,
y
la
plenitud
está
en
el
vacío
Y
renunciar
a
todo
me
hizo
libre:
Vencer
a
otro
es
ser
vencedor;
vencerse
a
sí
mismo
es
ser
invencible
Sí,
madre,
he
tirado
los
remos
al
agua
Para
que
el
curso
natural
de
la
corriente
dirija
mi
alma
Y
ya
de
nada
dependo,
casi
todo
es
superfluo
Salvo
el
aire
que
pido
prestado
y
al
instante
devuelvo
Para
el
hombre
sencillo
el
camino
es
más
simple
Lo
que
hice
por
amor
me
hizo
más
libre
El
hombre
mundano,
aún
siendo
libre,
se
siente
esclavo
El
hombre
interior
se
siente
libre
aún
estando
encadenado
Pero
la
luz
de
la
verdad
no
reside
en
la
erudición
A
ella
no
se
le
llega
con
la
mente
sino
a
través
del
corazón
Y
consagrado
por
entero
a
la
búsqueda
de
lo
eterno
Me
sumergí
para
escalar
a
la
cima
de
lo
profundo
Pero
bastó
con
sentarme
en
una
roca
para
conocer
el
mundo
Pues
los
ojos
fueron
dados
para
mirar
hacia
dentro
Y
así
aprendí
a
ver
en
lo
hondo
de
todas
las
cosas
Hoy
las
piedras
del
camino
son
piedras
preciosas
Y
sin
más
que
el
polvo
que
me
cubre
Desasido
del
vil
deseo
que
cegó
mi
Espíritu,
soy
hombre
de
humildes
costumbres
Así
sobreviví
a
esta
voluntaria
penitencia
Donde
di
cárcel
a
mi
carne
por
liberar
mi
conciencia
Y
cuando
creía
estar
más
ciego
llegó
el
desvelamiento:
Como
un
enorme
y
único
bosque
se
mostró
el
universo
Y
al
cerrar
los
ojos
pude
oír
el
armonioso
canto
De
todas
las
aves
al
mismo
tiempo
Hoy
mi
paz
es
la
paz
del
mundo
y
el
dolor
del
mundo
es
mi
dolor
Ya
no
entiendo
más
allá
de
esta
Unión
Bien
y
mal,
vida
y
muerte
son
uno
en
armonía
Como
el
alba
y
el
ocaso
son
luces
de
un
mismo
día
Quiero
servir
a
la
vida
sin
vivir
como
un
siervo:
No
es
lo
mismo
morir
viviendo
que
vivir
muriendo
Así
perece
el
hombre
como
fruto
caído
antes
de
tiempo
Cerrando
sus
ojos
por
siempre
sin
haberlos
siquiera
abierto
¿Por
qué
arrastrar
el
peso
del
deseo
como
buque
carguero?
Si
con
silencio
en
los
bolsillos
soy
un
barquito
velero
Así
busqué
en
todo
lo
efímero
lo
imperecedero
Sólo
aquel
que
busque
la
Verdad
se
tornará
verdadero
Como
ya
predicó
ayer
otro
sabio:
Lo
único
estable
en
la
vida
es
el
cambio
En
cambio,
el
necio
confunde
felicidad
con
placer
Y
por
llenar
de
miel
sus
labios
llena
su
cardio
de
hiel
Pero
no
asustará
al
miedo
con
la
ignorancia
del
tener
Pues
quien
desea
y
posee
jamás
dejará
de
temer
Vagar
errando
de
deseo
en
deseo
Es
intentar
calmar
el
dolor
con
un
dolor
nuevo
En
el
transcurso
del
periplo
conocí
a
hombres
buenos
Mis
manos
partieron
lo
poco
que
tuve
con
ellos
Y
a
medida
que
aumenta
el
altruismo
El
alma
se
hincha
de
dicha
y
el
corazón
se
desprende
del
ego
Y
en
esa
desinteresada
acción
de
dar
y
de
amar
Se
esconde
la
esencia
de
nuestra
naturaleza
original
El
individuo
sólo
hallará
libertad
en
la
abnegación:
Al
entregarse
a
otro
se
libra
de
su
propia
prisión
Y
comprendí
que
el
equilibrio
del
espíritu
está
en
el
amor
Pero
no
en
el
amor
de
uno
a
otro
sino
en
un
amor
mayor
Ya
puedo
volver
a
fundirme
con
los
hombres
por
fin
Para
perdonarlos
a
ellos
antes
tuve
que
perdonarme
a
mí
Por
albergar
este
hondo
sentimiento
de
odio
en
mí
¡Ah!
Sí,
madre,
por
qué
poco
no
enloquecí
Cuando
bullía
su
recuerdo
infiel
bajo
mi
piel
Pero
ya
que
el
placer
es
transitorio,
el
dolor
también
lo
fue
Ahora
son
tan
inmensos
la
paz
y
el
amor
que
siento
Que
no
entiendo
que
las
flores
no
broten
también
del
invierno
Ahora
mi
voz
es
serena
y
mi
pensamiento
es
puro
Que
la
dicha
que
mana
de
mi
corazón
desemboque
en
el
tuyo
Y
ahora
que
veo
mi
rostro
calcado
en
el
agua
Con
mis
mejillas
hundidas
bajo
tupida
barba
Consigo
evocar
la
imagen
del
niño
que
era
Cuando
mi
hogar
eran
tus
brazos
y
el
cielo
tu
mirada
clara
Sí,
esa
bondad
pura
que
tus
ojos
empuñan
Madre,
esa
bondad
tuya
que
mis
ojos
empaña
Aunque
ya
debe
de
ser
de
luna
tu
cabello
El
olvido
es
lugar
muy
pequeño
para
recuerdo
tan
bello
El
vasto
astro
se
desangra
sobre
el
prado
azulado
Y
cierro
los
ojos
para
ver
más
lejos
y
estar
a
tu
lado
Ya
desde
el
principio
se
divisa
el
final
Pero
qué
borroso
se
ve
el
principio
instantes
antes
de
llegar
Quisiera
estrecharte
en
mis
brazos
Pero
aún
estoy
lejos,
el
viaje
tan
sólo
ha
comenzado
Quiero
esperar
aquí,
tiene
que
haber
algo
más
Una
Verdad
mayor
por
la
que
aún
no
he
sido
conquistado
No
quiero
los
premios
del
mundo,
quiero
los
frutos
del
alma
Nadie
puede
obedecer
a
dos
amos
Y
tú
no
temas
por
mí,
te
lo
exijo
Y
espérame
sin
esperar
Te
amo
en
carne
y
alma
Tu
hijo
Hallaron
su
cuerpo
bajo
un
árbol
Con
un
charco
de
sangre
entre
sus
piernas
Llegó
demasiado...
(Vale,
vale,
corta,
corta,
perdona,
Begoña,
Corta;
vamos
a
parar
aquí.
Paramos
aquí,
corta)
¿Repito
algo
o...?
(No,
no,
vamos
a
terminar
aquí.
Lo
dejamos
aquí
ya)
Querido
espectador:
la
obra
termina
aquí.
Sí,
termina
aquí.
Y
es
que,
A
medida
que
la
historia
iba
avanzando,
El
final
que
tenía
preparado
iba
perdiendo
sentido
en
mí.
He
esperado
hasta
el
último
momento
para
tomar
esta
decisión
de
Ejecutarlo
o
no
ejecutarlo,
pero
ahora
siento
que
no
es
necesario,
Y
todo
lo
que
no
es
necesario
es
antinatural,
es
inútil.
Y
es
cierto,
Tenía
un
final
preparado,
sí,
lo
tenía:
un
final
trágico,
Un
giro
fatal
en
el
que
el
protagonista,
en
una
sed
insaciable,
Seguía
buscando
y
buscando
una
verdad
mayor
hasta
caer
en
la
locura
De
creer
que
todo
lo
que
había
descubierto,
todo
lo
que
había...
eh,
Dado
sentido
a
su
nueva
existencia
era
sólo
una
ilusión,
Un
frágil
ideal,
un
espejismo,
una
interpretación.
No
sé
si
conoces
esa
frase,
querido
espectador,
Que
dice
"para
el
ser
humano,
la
flor
es
hermosa,
Un
símbolo
de
la
belleza,
y
es
embriagadora
su
fragancia,
Pero
para
la
abeja
no
es
más
que
una
fábrica
de
néctar,
Una
dura
tarea".
Pues
haciendo
de
ese
ejemplo
un
argumento
fatalista
Quería
hacer
que
el
universo
se
mostrase
al
protagonista
como
una
Maquinaria
fría
e
indiferente
que
no
responde
a
ningún
orden
sino
que
Se
rige
por...
por
un
caos
violento
y
que
sólo
la
destrucción
y
la
Procreación,
el
desaparecer
y
el
continuar
tienen
sentido,
Lo
demás
es
un
bálsamo
que
disfraza
la
realidad.
Entonces
Quarciso
clama
a
la
vida,
a
la
naturaleza,
al
universo,
Que
esto
no
puede
ser
cierto,
que
no
puede
haber
un
engaño
final,
Un
engaño
al
final
del
camino.
Que
no
es
posible
llegar
tan
lejos
para
caer
de
nuevo
en
el
principio,
En
la
nada
y
en
el
sinsentido;
Que
nada
se
volvería
a
aprovechar
de
él,
Que
nada
volvería
a
traicionarlo.
Y,
como
en
una
tragedia
griega,
En
venganza
se
arranca
de,
entre
sus
piernas,
El
miembro
para
negarle
al
universo
la
continuación
de
su
ser.
Y
la
voz
femenina
que
narra
es
su
hija
de
la
que
no
tiene
constancia,
Fruto
del
último
encuentro
con
el
desamor,
Como
una
metáfora
de
que
la
naturaleza,
Sin
él
saberlo,
se
había
salido
ya
con
la
suya
Pero,
querido
espectador,
Me
escucho
a
mí
mismo
ahora
y
pienso
"qué
desorientado
debía
de
estar
En
aquel
momento
para
querer
terminar
de
una
manera
tan
enrevesada,
Tan
torpe,
tan
oscura".
Sólo
un
corazón
perturbado
elegiría
este
final
¿No
crees?
Y
más
aún,
Ahora,
que
creo
que...
creo
que
la
vida
es
un
regalo
maravilloso,
Creo
en
el...
en
el
amor
como
la
mayor
expresión
del...
del
ser,
Porque
es
el
sentimiento
que
nos
aleja
de
nuestro
egoísmo.
Y
creo
en
la
sencillez
de
vivir,
creo...
Creo
que
el
éxito
de
la
vida
es
vivir
y...
Y
no
hay
oscuridad
suficiente
en
mi
interior
para
ponerle
una
voz
Creíble
al
sufrimiento
y
al
dolor
de
un
argumento
ya
tan
antiguo.
Sé
que...
sé
que
me
comprendes.
Tal
vez
buscaba
en
ese
final
un
efecto
terapéutico:
Meter
dentro
del
protagonista
mis
sentimientos
más
oscuros,
mi
rencor,
Mi
odio,
mis
miedos;
esconderlo
todo
dentro
de
él,
Hacerlo
ascender
hasta
lo
más
alto,
Hasta
la
luz,
para
después
arrojarlo,
matarlo
y
salvarme.
Si
no
sirve
"¿Cuál
es
la
moraleja?"
te
preguntarás.
La
moraleja
es
que
el
camino
hacia
el
bien
era
el
bien
mismo;
Que
el
camino
hacia
esa
salvación
era
la
salvación
en
sí,
Que
es
increíble
el
poder
transformador
que
1 Introducción
2 Acto I: La Traición
3 Acto II: La Descreencia
4 Acto III: El Diario (Escena Primera)
5 Acto III: El Diario (Escena Segunda)
6 Acto III: El Diario (Escena Tercera)
7 Acto IV: La Carta
8 Acto I: La Traición (Instrumental)
9 Acto II: La Descreencia (Instrumental)
10 Acto III: El Diario (Instrumental)
11 Acto IV: La Carta (Instrumental)
Attention! N'hésitez pas à laisser des commentaires.