Lyrics Fuera de la Grey - Javier Krahe
                                                El 
                                                Señor 
                                                no 
                                                es 
                                                mi 
                                                pastor,
 
                                    
                                
                                                Yo 
                                                no 
                                                soy 
                                                un 
                                                borrego.
 
                                    
                                
                                                Me 
                                                alejé 
                                                de 
                                                toda 
                                                fe,
 
                                    
                                
                                                ¿Sabéis 
                                                por 
                                                qué?
 
                                    
                                
                                                Por 
                                                ser 
                                                un 
                                                mujeriego.
 
                                    
                                
                                                Esta 
                                                erótica 
                                                tendencia
 
                                    
                                
                                                Se 
                                                plantó 
                                                en 
                                                mi 
                                                adolescencia
 
                                    
                                
                                                Frente 
                                                    a 
                                                las 
                                                tablas 
                                                de 
                                                la 
                                                ley,
 
                                    
                                
                                                Dije 
                                                adiós 
                                                    a 
                                                las 
                                                cartujas
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                ¡ole! 
                                                al 
                                                vuelo 
                                                de 
                                                las 
                                                brujas
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                ya 
                                                era 
                                                un 
                                                fuera 
                                                de 
                                                la 
                                                grey.
 
                                    
                                
                                                Todo 
                                                esto 
                                                fue 
                                                en 
                                                mi 
                                                mente
 
                                    
                                
                                                Pues 
                                                mi 
                                                cuerpo 
                                                adolescente
 
                                    
                                
                                                No 
                                                conoció 
                                                de 
                                                la 
                                                mujer
 
                                    
                                
                                                Más 
                                                que 
                                                mi 
                                                propio 
                                                deseo
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                no 
                                                entró 
                                                en 
                                                un 
                                                gineceo
 
                                    
                                
                                                Como 
                                                quien 
                                                dice 
                                                hasta 
                                                anteayer.
 
                                    
                                
                                                Si 
                                                el 
                                                amor 
                                                carnal 
                                                de 
                                                hecho
 
                                    
                                
                                                Me 
                                                dejó 
                                                algo 
                                                insatisfecho
 
                                    
                                
                                                Porque 
                                                quería 
                                                más 
                                                    y 
                                                más,
 
                                    
                                
                                                El 
                                                de 
                                                la 
                                                causa 
                                                incausada,
 
                                    
                                
                                                El 
                                                de 
                                                Dios, 
                                                pasó 
                                                    a 
                                                la 
                                                nada
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                allí 
                                                está 
                                                con 
                                                Santo 
                                                Tomás.
 
                                    
                                
                                                Esa 
                                                hostil 
                                                mitología
 
                                    
                                
                                                Tuvo 
                                                    a 
                                                ratos 
                                                poesía,
 
                                    
                                
                                                No 
                                                muchos, 
                                                pero 
                                                alguno 
                                                sí,
 
                                    
                                
                                                El 
                                                resto 
                                                historia 
                                                sangrada,
 
                                    
                                
                                                Sangre 
                                                    y 
                                                sangre 
                                                consagrada
 
                                    
                                
                                                Al 
                                                Dios 
                                                feroz 
                                                del 
                                                Sinaí.
 
                                    
                                
                                                Eso 
                                                de 
                                                que 
                                                una 
                                                plebeya
 
                                    
                                
                                                Fuera 
                                                    a 
                                                mis 
                                                ojos 
                                                más 
                                                bella
 
                                    
                                
                                                Que 
                                                el 
                                                celosísimo 
                                                Jehová
 
                                    
                                
                                                    O 
                                                eso 
                                                de 
                                                que 
                                                las 
                                                mujeres
 
                                    
                                
                                                Se 
                                                te 
                                                acaban 
                                                cuando 
                                                mueres
 
                                    
                                
                                                No 
                                                me 
                                                llevó 
                                                    a 
                                                cambiarme 
                                                    a 
                                                Alá,
 
                                    
                                
                                                Ni 
                                                tampoco 
                                                    a 
                                                hincarle 
                                                el 
                                                diente
 
                                    
                                
                                                —Me 
                                                sentía 
                                                inapetente—
 
                                    
                                
                                                    A 
                                                Brahma, 
                                                    a 
                                                Shiva 
                                                    y 
                                                    a 
                                                Vishnú,
 
                                    
                                
                                                Ni 
                                                deseaba 
                                                el 
                                                Nirvana
 
                                    
                                
                                                Ni 
                                                la 
                                                pradera 
                                                lozana
 
                                    
                                
                                                Del 
                                                simpático 
                                                Manitú.
 
                                    
                                
                                                Cuando 
                                                    a 
                                                Dios 
                                                le 
                                                dije 
                                                adiós
 
                                    
                                
                                                Me 
                                                quedé 
                                                tan 
                                                tranquilo.
 
                                    
                                
                                                Me 
                                                aleje 
                                                de 
                                                toda 
                                                fe
 
                                    
                                
                                                ¿Sabéis 
                                                por 
                                                qué?
 
                                    
                                
                                                Porque 
                                                no 
                                                era 
                                                mi 
                                                estilo.
 
                                    
                                
                                                Desafinan 
                                                al 
                                                oído
 
                                    
                                
                                                De 
                                                este 
                                                viejo 
                                                forajido
 
                                    
                                
                                                Desde 
                                                la 
                                                viña 
                                                del 
                                                Señor
 
                                    
                                
                                                Los 
                                                balidos 
                                                del 
                                                rebaño
 
                                    
                                
                                                Tenebrosos 
                                                como 
                                                antaño
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                sin 
                                                sentido 
                                                del 
                                                amor.
 
                                    
                                
                                                Dicen 
                                                que 
                                                les 
                                                he 
                                                hecho 
                                                pupa,
 
                                    
                                
                                                Que 
                                                su 
                                                mosqueo 
                                                es 
                                                de 
                                                aúpa
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                vale 
                                                tropecientasmil,
 
                                    
                                
                                                Si 
                                                hasta 
                                                un 
                                                dios 
                                                inexistente
 
                                    
                                
                                                Juzgaría 
                                                improcedente
 
                                    
                                
                                                Cerrar 
                                                un 
                                                trato 
                                                mercantil.
 
                                    
                                
                                                Como 
                                                dijo 
                                                aquel 
                                                Maestro
 
                                    
                                
                                                Que 
                                                enseñaba 
                                                el 
                                                Padrenuestro
 
                                    
                                
                                                Sobre 
                                                la 
                                                ofensa 
                                                    y 
                                                el 
                                                perdón,
 
                                    
                                
                                                El 
                                                perdón 
                                                es 
                                                preceptivo
 
                                    
                                
                                                Aunque 
                                                el 
                                                ofensor 
                                                sea 
                                                un 
                                                divo
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                el 
                                                ofendido 
                                                la 
                                                Legión.
 
                                    
                                
                                                Menos 
                                                mal 
                                                que 
                                                la 
                                                justicia
 
                                    
                                
                                                Terrenal 
                                                en 
                                                mi 
                                                malicia
 
                                    
                                
                                                No 
                                                ha 
                                                visto 
                                                más 
                                                que 
                                                buena 
                                                fe
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                al 
                                                pensamiento 
                                                ilustrado
 
                                    
                                
                                                No 
                                                lo 
                                                quiere 
                                                amedrentado
 
                                    
                                
                                                No 
                                                me 
                                                ha 
                                                arreado 
                                                un 
                                                puntapié.
 
                                    
                                
                                                Tras 
                                                pasar 
                                                por 
                                                un 
                                                mal 
                                                trago
 
                                    
                                
                                                Yo 
                                                enseguida 
                                                me 
                                                rehago
 
                                    
                                
                                                Con 
                                                rico 
                                                zumo 
                                                de 
                                                la 
                                                vid
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                aunque 
                                                de 
                                                aquí 
                                                no 
                                                iré 
                                                al 
                                                cielo
 
                                    
                                
                                                Piso 
                                                alegremente 
                                                el 
                                                suelo
 
                                    
                                
                                                Callejeando 
                                                por 
                                                Madrid.
 
                                    
                                
                                                Si 
                                                tú, 
                                                inquisidor 
                                                moderno,
 
                                    
                                
                                                Crees 
                                                en 
                                                un 
                                                Padre 
                                                eterno
 
                                    
                                
                                                Ante 
                                                el 
                                                que 
                                                humillas 
                                                la 
                                                testuz,
 
                                    
                                
                                                Yo, 
                                                insistiendo 
                                                en 
                                                mi 
                                                rechazo,
 
                                    
                                
                                                Con 
                                                mis 
                                                amores 
                                                del 
                                                brazo
 
                                    
                                
                                                Voy 
                                                por 
                                                mi 
                                                calle 
                                                de 
                                                la 
                                                Cruz.
 
                                    
                                
                                                Ya 
                                                me 
                                                voy, 
                                                basta 
                                                por 
                                                hoy,
 
                                    
                                
                                                Guardo 
                                                mi 
                                                tirachinas.
 
                                    
                                
                                                Me 
                                                alejé 
                                                de 
                                                toda 
                                                fe
 
                                    
                                
                                                ¿Sabéis 
                                                por 
                                                qué?
 
                                    
                                
                                                Porque 
                                                ese 
                                                Dios 
                                                es 
                                                un 
                                                pamplinas
 
                                    
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