Lyrics Miel de fuego - Loreto Sesma
Aposté
por
la
pirueta
neuronal
del
que
sabe
que
el
cuerpo
se
marchita,
Así
que
guarda
un
haz
en
la
boca,
Que
luego
fue
un
verso,
una
risa
Kamikaze
y
un
diamante
en
el
pecho.
Me
rechina
la
miel
en
los
dientes
y
no
hay
una
lengua
que
la
limpie,
Que
sane
y
convierta
el
desnival
de
saliva
en
un
beso
que
no
se
agota.
En
una
sed
imparable.
En
un
incendió
que
sólo
se
apague
con
más
fuego
Y
una
tormenta
que
sólo
se
achica
con
más
agua.
Con
los
órganos
a
flor
de
papel
describes
en
La
piel
qué
hay
salivas
que
si
que
dejan
rastros,
Pero
también
huellas
que
no
son
indentificativo.
Que
hay
horas
que
pasan
tan
rápido
y
gemidos
A
contra
reloj
que
luego
duran
toda
una
vida.
Quiero
volver
a
hacer
esa
niña
que
No
contaba
sus
latidos
con
marcapasos,
Que
luchaba
con
amor
y
no
contra
el
Por
miedo
a
que
quizás
le
hagan
daño.
No
quiero
ser
esta
mujer
que
acumula
los
vicios
del
querer
Y
los
vicios
del
dolor
que
se
repiten
en
un
bucle
infinito.
En
miles
de
lágrimas
y
miedos
que
siguen
su
curso
Natural
mientras
los
demás
en
algún
momento
acaban
huyendo.
Quise
ser
tantas
veces
otras,
Que
olvidé
que
yo
no
necesito
nada
que
un
espejo
pudiera
darme,
Sino
un
pincel
con
el
que
colorearme
por
Fin
la
sombra
que
me
llora
siempre
en
el
alma.
Como
escribí
una
vez
con
16,
"Ya
sé
que
yo
no
tengo
unas
piernas
de
taquicardia,
Y
no
cuento
con
el
brillo
embriagador
de
la
novedad.
Que
las
rutinas
del
despertar
a
veces
automatiza
amaneceres.
Es
difícil
ser
una
entre
todas
las
mujeres".
Ya
no
deseo
esos
si
como
antes,
Que
me
suban
las
serpientes
del
deseo
por
los
tobillos,
Ni
que
me
desaten
huracanes
con
mi
llegada.
Ya
no
quiero
que
me
escriban
más
Canciones,
ni
ser
musa
de
amnesias
deliberadas.
Me
conformo
con
ser
yo
en
la
caótica
Metamorfosis
de
la
mariposa
queriendo
ser
águila,
En
la
mujer
que
ama
con
garras,
En
la
niña
que
hecha
un
ovillo
ronronea
mimosas
esperando
bailar
una
Vez
más
al
filo
de
la
tortuoso
vida
Del
que
siempre,
siempre
quiere
más
Y
por
eso
lleva
tanta
cruz
colgandito
de
la
espalda.
Así
que
llévame
a
bailar
otra
vez
junto
al
lago
Di
Garda.
Que
sigo
siendo
adicta
al
incendió
y
a
las
balas.
Juego
como
un
ciego
leyendo
en
braille
el
fuego.
Como
un
mujeriego
masturbandose
solo.
Adicta
al
inconformismo
de
ver
el
vaso
medio
vacío,
la
copa
rota.
Juraría
haberte
visto
bailar
agarrado
a
una
promesa.
Hay
dolores
que
tiritan
si
tú
le
llevas
al
baile.
Que
incluso
en
el
barro
pueden
crecer
las
flores.
Que
la
magia
puede
parecer
nieve
pero
a
tú
lado.
Que
yo
siempre
he
sido
de
vicio
y
precipicio,
ya
lo
sabes,
Y
tus
manos
parecen
alas
esta
noche
de
verano.
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