paroles de chanson El Cimarron y el Muchacho - Walter Silva

Salió dentro del matorral un toro negro cachudo,
Que como nube sin rumbo,
Se quiso tomar el llano,
Pero nuestro peón vaquiano en su rucio marmoleño,
Como queriendo ser dueño le cogió la costa al caño,
Pero el bruto le hizo daño,
Y de una fuerte cornada,
Dejando atrás la manada dejo al marmoleño muerto,
Viendo su rucio en el suelo sin esperanza de vida,
El peon cogió su cobija,
Y desafío fuerte al toro,
Sálgase horrible criatura dentro de esa espesa maraña,
Que aquí lo espero que salga,
Pa' agarrarnos mano a mano,
Enseñarle que un hermano,
Como era mi viejo blanco,
No va a quedar en el banco como cualquiera tirado,
Yo juro que con su sangre,
Tendré a mi rucio vengado,
Salió aquella sombra negra como diablo del infierno,
Y en cada punta de cuerno iba la muerte agarrada,
El peón no cedió por nada,
Y espero al bruto en su sitio,
Véngase que ahorita mismo sabremos quién es mejor,
Si el cachilapo traidor,
Que apuñalo al mármoleño,
O yo que ahora soy su dueño y de crear es campechanas,
No importa que sea mañana,
Que el sol vuelva y nos alumbre,
Pero es mi buena costumbre,
Cumplir lo que he prometido,
De tu cuero haré una soga y de tu carne un pisillo.

Échate tierra po' el lomo,
Pe'azo de bicho no me asusta,
Pues el grito que le pegó el peón aquella alimaña,
Puso bajita la manta y espero aquella embestida,
Que como una fiera herida,
Busco el cuerpo del muchacho,
Que sacudiéndole el trapo le grito con más bravura,
Vuelva sé si es tan verraco que aquí lo voy a esperar,
Y mostrarle una vez más,
Que soy un hombre completo,
Que cumplo lo que prometo aunque la muerte me ronde,
Juro como jura un hombre,
Lo mandaré a la otra vida,
Y fue la última palabra de la garganta del hombre,
Porque la fiera del monte salió como envenenada,
Mansalviando la cornada,
Y al descuido del muchacho,
Saco en la punta del cacho al
Corazón desgarrado en la costa de la Cañada,
Dos cruces hay en un palo,
Una de un hombre valiente y otra de un noble caballo,
Que quiso cerrarle el paso a un cimarrón desbandado,
En noche de luna llena,
Cuando relincha un caballo,
Se escucha pitar un Toro en el matorral lejano,
Que sale a molar las puntas,
En los barrancos del caño,
Y la seguirá molando,
Cuando lo crea necesario,
De pronto los cimarrones,
Se escuchan barajustados,
Y es porque algunos vaqueros los buscan pa' algún asado,
Para aplicarles el cuero,
Y ellos mismos amarrarlos,
Allá en la cimarróneras,
La muerte sigue rondando,
Y se escucha el galopar del mármoleño en el banco,
El desafío del muchacho,
Retando a que el toro bravo,
El eco de mis lamentos cuando fueron a enterrarlo,
Hoy en día no hay cimarrones,
Ya todos los acabaron,
Tan sólo queda esta historia,
Que fue escrita aquí en el llano,
Por un hijo de esta tierra nacido allá en Guanapalo.