Текст песни Renuncio - Dalila
                                                Renuncio 
                                                    a 
                                                sus 
                                                ojos
 
                                    
                                
                                                Porque 
                                                tengo 
                                                miedo
 
                                    
                                
                                                Si 
                                                me 
                                                traicionaron, 
                                                mi 
                                                amor, 
                                                me 
                                                mintieron.
 
                                    
                                
                                                Renuncio 
                                                    a 
                                                entregarle 
                                                entera 
                                                mi 
                                                alma, 
                                                ya 
                                                no 
                                                soy 
                                                la 
                                                tonta 
                                                que 
                                                esperabas 
                                                ver.
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                renuncio 
                                                    a 
                                                ese 
                                                fruto 
                                                prohibido, 
                                                al 
                                                perfecto 
                                                marido 
                                                que 
                                                sólo 
                                                ha 
                                                sabido 
                                                dañarme 
                                                la 
                                                piel.
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                renuncio, 
                                                    a 
                                                tocar 
                                                ese 
                                                cuerpo, 
                                                    a 
                                                sacarme 
                                                las 
                                                ganas 
                                                que 
                                                en 
                                                cada 
                                                mañana 
                                                me 
                                                quitaba 
                                                él.
 
                                    
                                
                                                Pero 
                                                no 
                                                renuncio 
                                                de 
                                                verlo 
                                                vencido, 
                                                rendido 
                                                    a 
                                                mis 
                                                pies.
 
                                    
                                
                                                Renuncio 
                                                    a 
                                                sus 
                                                ojos
 
                                    
                                
                                                Porque 
                                                tengo 
                                                miedo.
 
                                    
                                
                                                Si 
                                                me 
                                                traicionaron, 
                                                mi 
                                                amor, 
                                                me 
                                                mintieron.
 
                                    
                                
                                                Renuncio 
                                                    a 
                                                escucharte 
                                                palabras 
                                                sin 
                                                vida, 
                                                prefiero 
                                                olvidarte 
                                                que 
                                                seguir 
                                                así.
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                renuncio, 
                                                    a 
                                                ese 
                                                fruto 
                                                prohibido, 
                                                al 
                                                perfecto 
                                                marido 
                                                que 
                                                sólo 
                                                ha 
                                                sabido 
                                                dañarme 
                                                la 
                                                piel.
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                renuncio, 
                                                    a 
                                                tocar 
                                                ese 
                                                cuerpo, 
                                                    a 
                                                sacarme 
                                                las 
                                                ganas 
                                                que 
                                                en 
                                                cada 
                                                mañana 
                                                me 
                                                quitaba 
                                                él.
 
                                    
                                
                                                Pero 
                                                no 
                                                renuncio 
                                                de 
                                                verlo 
                                                vencido, 
                                                rendido 
                                                    a 
                                                mis 
                                                pies.
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                renuncio, 
                                                    a 
                                                ese 
                                                fruto 
                                                prohibido, 
                                                al 
                                                perfecto 
                                                marido 
                                                que 
                                                sólo 
                                                ha 
                                                sabido 
                                                dañarme 
                                                la 
                                                piel.
 
                                    
                                
                                                    Y 
                                                renuncio, 
                                                    a 
                                                tocar 
                                                ese 
                                                cuerpo, 
                                                    a 
                                                sacarme 
                                                las 
                                                ganas 
                                                que 
                                                en 
                                                cada 
                                                mañana 
                                                me 
                                                quitaba 
                                                él.
 
                                    
                                
                                                Pero 
                                                no 
                                                renuncio 
                                                de 
                                                verlo 
                                                vencido, 
                                                rendido 
                                                    a 
                                                mis 
                                                pies.
 
                                    
                                Внимание! Не стесняйтесь оставлять отзывы.