Текст песни La Voz Del Señor - NEL
La
voz
del
Señor
Por
el
élder
Neil
L.
Andersen
del
Cuorum
de
los
Doce
Apóstoles
Testifico
que
en
esta
conferencia
hemos
escuchado
la
voz
del
Señor.
La
prueba
para
cada
uno
de
nosotros
es
cómo
respondemos.
Primero,
una
palabra
de
aliento
para
los
niños
pequeños.
Sí,
esta
es
la
última
sesión
y,
sí,
yo
soy
el
último
discursante.
Recientemente,
mientras
visitaba
el
Templo
del
Centro
de
la
Ciudad
de
Provo,
admiré
un
cuadro
que
tenía
el
título:
La
Primera
Visión,
desde
lejos.
El
cuadro
ilustra
la
luz
y
el
poder
de
los
cielos
cuando
el
Padre
y
el
Hijo
visitaron
al
joven
José
Smith.
Aunque
no
estoy
haciendo
una
comparación
con
el
muy
sagrado
acontecimiento
que
dio
inicio
a
la
Restauración,
puedo
imaginarme
una
imagen
similar
que
refleje
la
luz
y
el
poder
espiritual
de
Dios
descendiendo
sobre
esta
conferencia
general
y,
a
su
vez,
ese
poder
y
luz
extendiéndose
a
todo
el
mundo.
Les
testifico
que
Jesús
es
el
Cristo,
que
Él
guía
los
asuntos
de
esta
obra
sagrada
y
que
la
conferencia
general
es
uno
de
los
momentos
sumamente
importantes
en
los
que
Él
da
dirección
a
Su
Iglesia
y
a
nosotros
en
forma
personal.
Recibir
instrucción
de
lo
alto
El
día
en
que
se
organizó
la
Iglesia,
e
l
Señor
nombró
a
José
Smith
profeta,
vi
dente
y
apóstol
del
Señor
Jesucristo,
y
dijo
a
la
Iglesia:
"
porque
recibiréis
su
palabra
con
toda
fe
y
paciencia
como
si
viniera
de
mi
propia
boca.
Porque
si
hacéis
estas
cosas,
las
puertas
del
infierno
no
prevalecerán
contra
vosotros…
y
Dios
el
Señor
dispersará
los
poderes
de
las
tinieblas
de
ante
vosotros,
y
hará
sacudir
los
cielos
para
vuestro
bien".
Posteriormente,
todos
los
miembros
de
la
Primera
Presidencia
y
del
Cuórum
de
los
Doce
Apóstoles
también
fueron
sostenidos
y
ordenados
como
profetas,
videntes
y
reveladores.
Ahora,
al
congregarnos
bajo
la
dirección
del
presidente
Thomas
S.
Monson,
esperamos
escuchar
"…
la
voluntad
del
Señor…
la
intención
del
Señor…
la
voz
del
Señor
y
el
poder
de
Dios
para
salvación".
Confiamos
en
Su
promesa:
"…
sea
por
mi
propia
voz
o
por
la
voz
de
mis
siervos,
es
lo
mismo".
En
medio
de
la
conmoción
y
confusión
del
mundo
moderno,
c
onfiar
y
creer
en
las
palabras
de
la
Primera
Presidencia
y
del
Cuórum
de
los
Doce
es
vital
para
nuestro
crecimiento
y
resistencia
espirituales.
Nos
hemos
reunido
para
esta
maravillosa
conferencia.
Millones
de
Santos
de
los
Últimos
Días
y
otras
personas
de
fe
en
más
de
200
países,
que
hablan
más
de
93
idiomas,
a
sisten
a
estas
sesiones
o
leen
los
mensajes
de
la
conferencia.
Venimos
después
de
orar
y
prepararnos.
Muchos
de
nosotros
tenemos
preocupaciones
apremiantes
y
preguntas
sinceras;
deseamos
renovar
la
fe
en
nuestro
Salvador
Jesucristo,
fortalecer
nuestra
capacidad
de
resistir
la
tentación
y
evitar
las
distracciones.
Venimos
para
que
se
nos
enseñe
de
lo
alto.
La
intención
y
la
voluntad
del
Señor
Para
la
Primera
Presidencia
y
los
Doce,
que
por
lo
general
hablan
en
todas
las
conferencias,
la
enorme
responsabilidad
de
preparar
sus
mensajes
es
tanto
una
carga
recurrente
como
un
deber
sagrado.
Hace
años,
antes
de
prestar
servicio
como
Oaks
si
preparaba
un
discurso
diferente
para
cada
conferencia
de
estaca.
Respondió
que
no,
pero
agregó:
"
Pero
mis
discursos
de
la
conferencia
general
son
diferentes;
tal
vez
escribo
de
12
a
15
borradores
para
asegurarme
de
decir
lo
que
el
Señor
desea
que
diga".
¿Cuándo
y
cómo
llega
la
inspiración
para
los
discursos
de
la
conferencia
general?
Sin
tener
temas
asignados,
vemos
los
cielos
coordinar
de
forma
hermosa
los
temas
de
la
verdad
eterna
para
cada
conferencia.
Uno
de
mis
hermanos
de
las
Autoridades
Generales
me
dijo
que
sintió
cuál
debía
ser
su
tema
para
esta
conferencia
inmediatamente
después
de
dar
su
discurso
el
pasado
abril.
Otro
mencionó
hace
tres
semanas
que
aún
estaba
orando
y
esperando
una
respuesta
del
Señor.
Otro,
cuando
se
le
preguntó
cuánto
tiempo
le
había
llevado
escribir
un
discurso
particularmente
delicado,
respondió:
"
Veinticinco
años".
En
ocasiones,
la
idea
principal
le
puede
venir
a
uno
con
rapidez,
pero
el
contenido
y
los
detalles
todavía
requieren
un
enorme
esfuerzo
espiritual.
El
ayuno
y
la
oración,
el
estudio
y
la
fe,
siempre
son
parte
del
proceso.
El
Señor
no
desea
que
haya
ningún
pretexto
que
reste
fuerza
a
Su
voz
para
Sus
santos.
La
dirección
para
un
discurso
de
la
conferencia
por
lo
general
se
recibe
de
noche
o
en
las
primeras
horas
de
la
mañana,
cuando
uno
no
está
necesariamente
pensando
en
el
discurso.
De
repente,
surge
una
idea
inesperada
y,
en
ocasiones,
brotan
palabras
y
frases
específicas
como
revelación
pura.
Cuando
ustedes
escuchen,
los
mensajes
que
reciban
podrán
ser
muy
literales
o
personalizados
especialmente
para
ustedes.
Cuando
discursé
en
la
conferencia
general
hace
muchos
años,
m
encioné
una
frase
que
me
vino
a
la
mente
al
preguntarme
si
estaba
preparado
para
servir
en
una
misión.
La
frase
era:
"
No
lo
sabes
todo,
¡pero
sabes
lo
suficiente!".
Una
joven,
presente
ese
día
en
la
conferencia
general,
me
dijo
que
estaba
orando
sobre
una
propuesta
de
matrimonio,
preguntándose
si
conocía
bien
al
joven.
Cuando
pronuncié
las
palabras
"
No
lo
sabes
todo,
pero
sabes
lo
suficiente",
el
Espíritu
le
confirmó
que
sí
lo
conocía
lo
suficiente.
Ellos
llevan
muchos
años
felizmente
casados.
Les
prometo
que,
si
preparan
su
espíritu
y
vienen
con
la
expectativa
de
escuchar
la
voz
del
Señor,
acudirán
a
su
mente
pensamientos
y
sentimientos
personalizados
especialmente
para
ustedes.
Ya
los
han
sentido
en
esta
conferencia,
o
los
sentirán
al
estudiar
los
mensajes
a
lo
largo
de
las
próximas
semanas.
Ahora
y
durante
los
próximos
meses
El
presidente
Monson
ha
dicho:
"…
tomen
tiempo
para
leer
los
mensajes
de
la
conferencia".
"
[Medítenlos]…
He
descubierto…
que
saco
aún
más
provecho
de
estos
sermones
inspirados
cuando
los
estudio
en
mayor
profundidad".
Las
enseñanzas
de
la
conferencia
general
son
los
temas
que
el
Señor
desea
que
tengamos
presentes
ahora
y
durante
los
próximos
meses.
El
pastor
"va
delante
de
[sus
ovejas];
y
las
ovejas
le
siguen,
porque
conocen
su
voz".
Con
frecuencia,
Su
voz
nos
indica
que
cambiemos
algo
en
nuestra
vida.
Él
nos
invita
a
arrepentirnos;
nos
invita
a
seguirle.
Piensen
en
las
siguientes
declaraciones
de
esta
conferencia:
El
presidente
Eyring
dijo
esta
mañana:
"
Testifico
que
Dios
el
Padre
vive
y
desea
que
ustedes
vuelvan
a
casa
con
Él.
Esta
es
la
Iglesia
verdadera
del
Señor
Jesucristo.
Él
los
conoce,
los
ama
y
vela
por
ustedes".
El
presidente
Uchtdorf
dijo
ayer:
"
Testifico
que
cuando
nos
embarcamos
o
continuamos
en
el
increíble
viaje
que
conduce
a
Dios,
nuestra
vida
será
mejor,
y
el
Señor
nos
utilizará
de
maneras
sorprendentes
para
bendecir
a
los
que
nos
rodean
y
llevar
a
cabo
Sus
propósitos
eternos".
El
presidente
Nelson
dijo
ayer
por
la
tarde:
"
Les
prometo
que
si
cada
día
se
sumergen
en
el
Libro
de
Mormón,
e
starán
vacunados
contra
los
males
de
esta
época,
i
ncluso
la
plaga
esclavizante
de
la
pornografía
y
otras
adicciones
que
entumecen
la
mente".
El
élder
Oaks
dijo
ayer:
"
Testifico
que
la
proclamación
sobre
la
familia
es
una
declaración
de
verdad
eterna,
la
voluntad
del
Señor
para
Sus
hijos
que
procuran
la
vida
eterna".
Y
el
élder
Ballard
dijo
hace
tan
solo
unos
minutos:
"
Debemos
acoger
a
los
hijos
de
Dios
con
compasión
y
eliminar
todo
prejuicio,
incluso
el
racismo,
el
sexismo
y
el
nacionalismo".
Ya
que
tenemos
un
minuto
adicional,
me
gustaría
añadir
una
breve
reflexión
sobre
el
élder
Robert
D.
Hales.
La
Primera
Presidencia
le
había
dicho
al
élder
Hales
que
podría
dar
un
breve
mensaje
en
la
sesión
del
domingo
por
la
mañana,
si
su
salud
se
lo
permitía.
Si
bien
su
salud
no
se
lo
permitía,
él
preparó
un
mensaje,
q
ue
terminó
la
semana
pasada
y
que
compartió
conmigo.
Dado
que
ha
fallecido
hace
aproximadamente
tres
horas,
les
comparto
tres
líneas
de
su
discurso.
Cito
al
élder
Hales:
"
Cuando
elegimos
tener
fe,
estamos
preparados
para
estar
ante
la
presencia
de
Dios…
Después
de
la
crucifixión
del
Salvador,
Él
se
apareció
solo
a
aquellos
‘que
habían
sido
fieles
en
el
testimonio
de
[Él]
mientras
vivieron
en
la
carne'.
[D.
y
C.
138:
12.]
En
cambio,
no
‘vieron
[la
presencia
del
Salvador]
ni
contemplaron
su
faz
los…
que
rechazaron
el
testimonio…
de
los…
profetas'.
(
y
C.
138:
21)…
Nuestra
fe
nos
prepara
para
estar
en
la
presencia
del
Señor".
Qué
bueno
que
fue
el
Señor
al
inspirar
al
presidente
Russell
M.
Nelson,
justo
al
final
de
la
sesión
de
esta
mañana,
a
que
saliera
rápidamente
del
edificio,
no
almorzara,
y
se
apresurara
a
estar
junto
al
élder
Hales,
donde
pudo
llegar
y
estar
allí,
como
su
presidente
de
cuórum,
c
on
la
angelical
Mary
Hales,
mientras
el
élder
Hales
se
graduaba
de
esta
vida
mortal.
Responder
a
la
voz
del
Señor
Testifico
que
en
esta
conferencia
hemos
escuchado
la
voz
del
Señor.
No
debemos
alarmarnos
cuando
las
palabras
de
los
siervos
del
Señor
van
en
contra
de
las
ideas
del
mundo
y,
en
ocasiones,
de
nuestra
propia
forma
de
pensar.
Siempre
ha
sido
así.
Me
arrodillo
en
el
templo
con
mis
hermanos
de
las
Su
mayor
deseo
es
complacer
al
Señor
y
ayudar
a
los
hijos
de
Dios
a
regresar
a
Su
presencia.
Los
Setenta;
el
Obispado;
las
Presidencias
Generales
de
la
Sociedad
de
Socorro,
las
Mujeres
Jóvenes,
la
Primaria;
y
otros
líderes
de
organizaciones
auxiliares
han
aportado
gran
inspiración
a
esta
conferencia,
al
igual
que
la
hermosa
música
y
las
oraciones
sinceras.
Hay
un
cofre
de
tesoro
de
dirección
divina
en
los
mensajes
de
la
conferencia
general
esperando
que
ustedes
la
descubran.
La
prueba
para
cada
uno
de
nosotros
es
cómo
respondemos
a
lo
que
escuchamos,
a
lo
que
leemos
y
a
lo
que
sentimos.
Permítanme
compartir
una
experiencia
de
la
vida
del
presidente
Russell
M.
Nelson
sobre
cómo
responder
a
las
palabras
proféticas:
En
1979,
c
inco
años
antes
de
ser
llamado
como
Autoridad
General,
el
hermano
Nelson
asistió
a
una
reunión
justo
antes
de
la
conferencia
general.
"
El
presidente
Spencer
W.
Kimball
desafió
a
todos
los
presentes
a
apresurar
el
paso
para
llevar
el
Evangelio
al
mundo
entero.
Uno
de
los
países
que
el
presidente
Kimball
mencionó
específicamente
fue
China,
y
declaró:
‘Deberíamos
servir
a
los
chinos;
deb
eríamos
aprender
su
idioma;
deberíamos
orar
por
ellos
y
ayudarles'".
A
sus
54
años,
el
hermano
Nelson
sintió
en
esa
reunión
que
debía
estudiar
el
idioma
mandarín.
Aunque
era
un
cirujano
cardiovascular
muy
ocupado,
solicitó
de
inmediato
los
servicios
de
un
tutor.
Poco
después
de
comenzar
sus
estudios,
mientras
se
encontraba
en
una
convención,
el
Dr.
Nelson
se
encontró,
de
improviso,
sentado
al
lado
de
"un
distinguido
cirujano
chino,
el
Dr.
Wu
Yingkai…
Debido
a
que
[el
hermano
Nelson]
había
estado
estudiando
mandarín,
entabló
[una]
conversación
[con
el
Dr.
Wu]".
El
deseo
del
Dr.
Nelson
de
seguir
al
profeta
dio
como
resultado
la
visita
del
Dr.
Wu
a
Salt
Lake
City
y
que
el
Dr.
Nelson
viajara
a
China
para
dar
conferencias
y
realizar
operaciones
quirúrgicas.
Su
amor
por
la
gente
de
China,
y
el
amor
y
respeto
de
ellos
por
él,
creció.
En
febrero
de
1985,
diez
meses
después
de
ser
llamado
al
Cuórum
de
los
Doce,
e
l
élder
Nelson
recibió
una
llamada
telefónica
inesperada
de
China
rogándole
que
el
Dr.
Nelson
viajara
a
Beijing
para
operar
el
debilitado
corazón
de
la
cantante
de
ópera
más
famosa
de
China.
Con
el
incentivo
del
presidente
Gordon
B.
Hinckley,
el
élder
Nelson
regresó
a
China.
La
última
operación
quirúrgica
que
realizó
fue
en
la
República
Popular
China.
Hace
apenas
dos
años,
en
octubre
de
2015,
el
presidente
Russell
M.
Nelson
fue
nuevamente
honrado
con
una
declaración
oficial
que
lo
nombraba
"viejo
amigo
de
China".
Ayer
escuchamos
al
presidente
Russell
M.
Nelson,
que
ahora
tiene
93
años,
hablar
de
la
súplica
del
presidente
Thomas
S.
Monson
(en
la
conferencia
del
pasado
abril)
de
que
"cada
día
todos
estudiemos
y
meditemos
en
el
Libro
de
Mormón
con
espíritu
de
oración".
Tal
como
hizo
cuando
era
un
atareado
cirujano
cardiovascular,
que
contrató
a
un
tutor
de
mandarín,
e
l
presidente
Nelson
aceptó
de
inmediato
el
consejo
del
presidente
Monson
y
lo
puso
en
práctica
en
su
vida.
Más
que
limitarse
a
leerlo,
él
dijo
que
hizo
"listas
de
lo
que
es
el
Libro
de
Mormón,
l
o
que
afirma,
lo
que
refuta,
lo
que
cumple,
lo
que
aclara
y
lo
que
revela".
Y
luego,
curiosamente,
justo
esta
mañana,
como
un
segundo
testigo,
el
presidente
Henry
B.
Eyring
también
habló
acerca
de
cómo
respondió
a
la
admonición
del
presidente
Monson.
¿Recuerdan
estas
palabras?
"
Como
muchos
de
ustedes,
oí
las
palabras
del
profeta
como
si
fuera
la
voz
del
Señor
dirigiéndose
a
mí;
y
también
como
muchos
de
ustedes,
decidí
obedecer
esas
palabras".
Ruego
que
estos
sean
ejemplos
para
nuestra
propia
vida.
Una
promesa
y
una
bendición
Les
prometo
que
cuando
escuchen
la
voz
del
Señor
dirigida
a
ustedes
en
las
enseñanzas
de
esta
conferencia
general,
y
luego
sigan
esas
impresiones,
sentirán
la
influencia
del
cielo
sobre
ustedes,
y
su
vida
y
la
vida
de
quienes
los
rodean
serán
bendecidas.
Durante
esta
conferencia,
hemos
pensado
en
nuestro
querido
profeta.
Lo
amamos,
presidente
Monson.
Concluyo
con
sus
palabras
dadas
desde
este
púlpito.
Creo
que
es
una
bendición
que
él
querría
darnos
a
cada
uno
hoy,
si
pudiera
estar
con
nosotros.
Dijo:
"
Ahora,
al
partir
de
esta
conferencia,
invoco
las
bendiciones
del
cielo
sobre
cada
uno
de
ustedes…
ruego
que
nuestro
Padre
Celestial
les
bendiga
a
ustedes
y
a
sus
familias.
Ruego
que
los
mensajes
y
el
espíritu
de
esta
conferencia
se
manifiesten
en
todo
lo
que
hagan
en
sus
hogares,
en
su
trabajo,
en
sus
reuniones
y
en
todos
sus
quehaceres".
Y
finalizó:
"
Les
amo;
oro
por
ustedes.
Ruego
que
Dios
les
bendiga;
que
Su
promesa
de
paz
esté
con
ustedes
ahora
y
siempre".
En
el
nombre
de
Jesucristo.
Amén.
Les
prometo
que
cuando
escuchen
la
voz
del
Señor
dirigida
a
ustedes
en
las
enseñanzas
de
esta
conferencia
general,
y
luego
sigan
esas
impresiones,
sentirán
la
influencia
del
cielo
sobre
ustedes,
y
su
vida
y
la
vida
de
quienes
los
rodean
serán
bendecidas.
Durante
esta
conferencia,
hemos
pensado
en
nuestro
querido
profeta.
Lo
amamos,
presidente
Monson.
Concluyo
con
sus
palabras
dadas
desde
este
púlpito.
Creo
que
es
una
bendición
que
él
querría
darnos
a
cada
uno
hoy,
si
pudiera
estar
con
nosotros.
Dijo:
"
Ahora,
al
partir
de
esta
conferencia,
invoco
las
bendiciones
del
cielo
sobre
cada
uno
de
ustedes…
ruego
que
nuestro
Padre
Celestial
les
bendiga
a
ustedes
y
a
sus
familias.
Ruego
que
los
mensajes
y
el
espíritu
de
esta
conferencia
se
manifiesten
en
todo
lo
que
hagan
en
sus
hogares,
en
su
trabajo,
en
sus
reuniones
y
en
todos
sus
quehaceres".
Y
finalizó:
"
Les
amo;
oro
por
ustedes.
Ruego
que
Dios
les
bendiga;
que
Su
promesa
de
paz
esté
con
ustedes
ahora
y
siempre".
En
el
nombre
de
Jesucristo.
Amén.
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