paroles de chanson La Sirena - Luis Ramiro
Era
una
noche
de
playa,
de
esas
serenas
Donde
las
parejas
se
llenan
de
arena
Y
los
chiringuitos
se
quedan
dormidos
después
de
trabajar
Bañadores
y
toallas
soñando
tendidos
en
balcones
que
dan
al
mar
Matrimonios
con
niños
por
el
paseo
marítimo
Y
yo
sentado
solito
pesando
Cómo
estaría
la
gente
ahora
en
mi
ciudad
Yo
por
mi
parte
muy
agustito,
hasta
que
pasó
lo
que
voy
a
contar
De
repente,
aparece
por
la
orilla
No
sé
si
un
sueño
o
una
maravilla
Una
chica
desnuda
y
me
tuve
que
pellizcar
―Do
you
speak
english?
―le
dije
―No
me
he
perdido.
¡Tranquilo!
―me
contestó―
Soy
una
sirena,
como
esas
de
los
cuentos
que
te
contaron
No
sé
si
tan
guapa
como
nos
pintan
pero
como
ves,
no
estoy
mal
Solo
tengo
esta
noche
y
antes
de
que
salga
el
sol
tendré
que
regresar
Que
estas
piernas
son
solo,
un
regalito
temporal.
Le
presté
mi
camiseta,
con
la
toalla
se
hizo
una
falda
Fuimos
al
piso,
una
amiga
le
prestó
ropa
y
salimos
a
navegar
Por
las
calles
de
las
que
tantas
veces
había
oído
nombrar
―No
quiero
visitas
turísticas.
Llévame
a
ver
la
gente
A
ver
como
ríen,
hablan,
se
enamoran.
Llévame
a
bailar
Esas
cosas
con
las
que
sueño
de
noche
en
el
fondo
del
mar
Así
que
allá
nos
fuimos,
de
bares
de
copas
La
música,
el
ruido
y
pasaban
las
horas
Y
ella
estaba
como
loca
de
felicidad
―Solo
me
falta
una
cosa
y
lo
sabes
―me
dijo.
―Solo
me
falta
una
cosa
y
lo
sabes
―me
dijo―
que
me
enseñes
a
besar
Y
en
mitad
de
aquella
pista,
de
esa
discoteca,
Entre
guiris
tostados
y
canciones
Horteras
sin
darme
cuenta
la
fui
a
besar
Insensato
de
mí
porque
hay
fronteras
que
no
se
deben
cruzar
Comprendí
que
los
besos
que
dan
las
sirenas
Son
besos
y
nada
más,
pero
eso
sí,
con
extra
de
sal
Y
la
luz
de
las
estrellas
fue
testigo
ocular
Del
amor
imposible
entre
la
tierra
y
el
mar
Ya
estaba
amaneciendo,
volvimos
de
la
mano
un
poco
borrachos,
Y
en
la
arena
se
culminó
lo
que
había
que
culminar
―Ay,
no
se
qué
tengo
aquí
dentro
del
pecho
que
no
me
quiero
marchar
―No
te
preocupes,
Cariño
―le
dije―
lo
que
te
duele
no
es
grave
y
se
Pasa,
durará
algunos
días,
pero
es
bastante
normal
―No
me
olvides
―me
repitió
mientras
desaparecío
en
el
mar.
Yo
volví
a
mi
piso,
pasé
como
pude
el
verano
con
los
amigos
Y
luego,
otra
vez
de
nuevo,
de
regreso
a
la
ciudad
Y
ahora,
cada
vez
que
como
con
gente,
me
dicen:
―¿Por
qué
le
pones
a
las
comidas
tanta
sal?
Comprendí
que
los
besos
que
dan
las
sirenas
Son
besos
y
nada
más,
pero
eso
sí,
con
extra
de
sal
Y
la
luz
de
las
estrellas
fue
testigo
ocular
Del
amor
imposible
entre
la
tierra
y
el
mar
Comprendí
que
los
besos
que
dan
las
sirenas
Son
besos
y
nada
más
Pero
a
veces
Pero
a
veces
Pero
a
veces
Escuecen
igual
que
los
demás
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